CASSETTES, MIRINDAS, BOLI BIC Y
EL FUTURO DE UNA ASOCIACION.
Recuerdo cuando me compre mi
primer cassette de Loquillo, lo rebobinaba con un boli Bic para poder oír
varias veces el Rompeolas. Os acordáis
de las cabinas telefónicas como se tragaban las monedas y en ocasiones no ni
llegabas a hablar. Y quién no recuerda una Miranda bien fresquita. Quién sería
capaz de pensar como circularía un Seat 600 por las carreteras actualmente, como
sería nuestra vida sin teléfono móvil, como podríamos imaginar seguir mandando
cartas para felicitar la navidad. Todo esto esto es antiguo, todo esto está
desfasado pero no hace tanto tiempo.
La reflexión la pongo sobre la
mesa para que seamos capaces de pensar lo necesario que es avanzar con los
tiempos y lo tremendamente importante que es no quedarse rezagado, y luego
veréis por qué digo todo esto.
Actualmente mucha gente todavía
no se haya dado cuenta, pero el tercer sector está cambiando. En primer lugar,
me gustaría definir lo que en la actualidad se entiende por Tercer Sector
Social. Son muchas las definiciones que podemos encontrar respecto al Tercer
Sector Social, pero circula una definición que lo define como las iniciativas
de la sociedad civil, cuyo objetivo es promover la inclusión social, la cooperación
al desarrollo y el ejercicio efectivo de los derechos de las personas, familias,
colectivos o comunidades que afrontan situaciones de exclusión o diferenciación
social. Para que tomemos conciencia de la importancia de este denominado Tercer
Sector Social, la Comunidad Autónoma del País Vasco la legislado al respecto
dando a luz una de las primeras leyes del Tercer Sector Social (Ley 6/2016 de
12 de mayo del Tercer Sector Social de Euskadi). Podemos sacar algunas ideas
importantes del contexto global de como las organizaciones del tercer sector
social canalizan además de un importante capital social, relacional y humano.
De todo lo dicho hasta el momento
me gustaría destacar que las organizaciones (asociaciones) desarrollan una actividad
económica relevante, generando puestos de trabajo que a su vez traslada a la
sociedad un entorno colaborativo entre administraciones publicas y
organizaciones que son capaces de tejer alternativas de empleo y acompañamiento
de procesos de inserción laboral. Debemos tener claro que esta inclusión social
no es ni más ni menos que el resultado del ejercicio efectivo de los derechos.
En este punto debemos tener
presente que es el momento de reinventarse de contemplar nuevas formas de relación
con una sociedad que debe darnos la posibilidad de seguir desempeñando la labor
que se ha realizado durante años, en ocasiones de forma poco eficiente y con más
voluntad que eficiencia. Cabe fortalecer la visión que la sociedad tiene de las
asociaciones, cabe poner en valor lo que de forma altruista y sin
profesionalidad hemos ido realizando los padres, para conseguir un modelo
totalmente integrado con la sociedad que estamos viviendo.
Debemos cambiar la forma de ver
una asociación, debemos orientarla hacia las personas, orientar las
asociaciones hacia la organización y hacia la sociedad. En primer lugar, las
asociaciones del futuro deben respetar la dignidad de todas las personas y
defender todos y cada uno de los derechos que les son innatos. Se deben poner
en valor parámetros como la solidaridad, la igualdad entre todos los miembros
de la asociación. Desde la asociación se debe tener una clara y contundente
vocación de orientación a los usuarios tratando la asociación que la organización cumpla con las
expectativas de esos usuarios. Esta organización debe basarse en la
participación de todas las personas, ya sean voluntarios, profesionales o
usuarios. Es importante que el nuevo modelo de asociación este basado en la
descentralización de la toma de decisiones y el compromiso de todos los
implicados. Un valor sumamente importante es la profesionalización del trabajo,
trabajo que debe ser trabajo de calidad y bien realizado, con la toma de
decisiones dentro del máximo rigor técnico y científico. Sumamente importante
es la gestión de global de la finalidad de la asociación. Hemos hablado también
de los valores supremos de vocación social, queriendo destacar la transparencia
de la gestión de los recursos y la demostración de su eficiencia, junto con la
responsabilidad social.
En esencia el mismo trabajo que
se lleva haciendo toda la vida, pero necesariamente que sea visible a la
sociedad y que ese trabajo se protocolarice y no se pierda la esencia
colaborativa e ilusionante de los inicios, pero en los nuevos tiempos.
No podemos quedarnos estancados
en el Boli Bic y el cassette de Loquillo, debemos avanzar y avanzar de forma
organizada y profesional y marcando objetivos de futuro si queremos sobrevivir.
Rafael Tobajas Jover (Socio y
miembro de la Junta de Apanah).